¿Qué encontrarás en esta entrada?
1. Porque te vuelve más interesante
¿A quién le gusta ser el centro de atención? ¿Tener a todos preguntando cómo son las cosas en otro país? ¿Tener que explicarle a los demás cómo lo hiciste, cómo lograste que te aceptaran, y vivir dándole consejos a los que quieren hacer lo mismo? Si quieres ahorrarte todo ese dolor de cabeza, no te vayas a estudiar al exterior.
2. Tener que aprender otro idioma
Aprender otro idioma es difícil. Tan difícil que por momentos sentirás que nunca podrás entender a los que te rodean. ¿No es mejor quedarte donde estás y evitar tanta molestia?
3. Conocer otra cultura
Dependiendo adonde vayas, tendrás que lidiar con una cultura distinta a la tuya, y eso significa que a veces te sentirás como un pez fuera del agua, incapaz de entender las acciones de los demás. En tu país siempre sabrás como manejarte, así que, ¿para qué pasar tanto trabajo?
4. Viajar
Trasladarte miles de kilómetros a empezar una nueva vida. Tener que lidiar con aeropuertos, trenes, subterráneos. Perderte, encontrarte, perderte, y volver a repetir el mismo ciclo durante meses. Ver cosas que jamás pensaste ver. Eso de viajar no es para todo el mundo.
5. Porque te vuelve más independiente
Si no puedes imaginarte limpiando tu habitación y lavando tu ropa, no estudies en el exterior. Esa experiencia solo será capaz de convertirte en una persona más fuerte e independiente, y con toda sinceridad, ¿quién quiere eso?
6. Hacer amigos de todas partes del mundo
Cuando estudias en el exterior conoces a personas de todo el mundo. Personas a las que después tendrás que llamar y buscar la forma de mantenerte en contacto con ellas. ¿No es más fácil quedarse con los mismos amigos de siempre?